Al pretender realizar cualquier trámite de gobierno, es muy común que dentro de los requisitos se solicite que toda aquella documentación que se encuentre en un idioma distinto al español, deban estar traducidos y apostillados o legalizados.
Pero, ¿sabía usted que, para efectos de trámites oficiales, no es aceptado cualquier tipo de traducción?
Es aquí donde respondemos a la pregunta: ¿qué diferencia hay entre una traducción simple y una traducción certificada?
La traducción simple se lleva a cabo por cualquier traductor o agencia de traducción, sin importar que ésta se encuentre autorizada o certificada ante la autoridad judicial mexicana como peritos en traducción. Generalmente, estas traducciones no contienen sello especial de perito autorizado, siendo por ello más económicas que las certificadas, y se utilizan principalmente para fines no oficiales, que no involucren a dependencias gubernamentales.
En cambio, la traducción certificada es elaborada por un traductor que cuenta con el nombramiento oficial como perito traductor certificado ante la autoridad judicial mexicana (particularmente ante Tribunal Superior de Justicia de la Entidad o Estado mexicano que corresponda). Este tipo de traducción contiene por tanto, el sello oficial de perito traductor autorizado, y por cada sello estampado sobre documento, suele aumentar el costo de la traducción, por lo que éstas al solicitarse, tienen un costo más elevado en comparación con las traducciones simples. Este tipo de traducción es la que todas las dependencias de gobierno requieren para efectos de la realización de trámites.